Como maestro de obras para el proyecto se eligió, tras varias gestiones y sin faltar tampoco un cierto recelo local, a un arquitecto residente en Madrid y de origen albaceteño, Francisco Jareño y Alarcón (1818-1892), cuyo proyecto se aprobaría el 22 de mayo de 1868.
Observando el primer trabajo de Francisco Jareño y Alarcón podemos apreciar una cuidadosa unidad de estilo neoclásico "a la italiana", que queda plasmada en la fachada simétrica y tripartita del Teatro y en la forma de herradura de la sala principal.
Sin embargo, también se observa la clara tendencia de Jareño a utilizar arcos mudéjares en lugar de los arcos de medio punto. Dicho trabajo está sin embargo marcado por posteriores reformas y una fecha crucial, el 28 de junio de 1918, día en que el Teatro Pérez Galdós sufrió un incendio que dejó los gruesos muros de piedra y la estructura horizontal de madera del edificio totalmente calcinados.
La reconstrucción del Teatro sobre los restos del edificio comenzó en 1921 y concluyó con su inauguración en el año 1928, con la representación de la ópera Aida de Verdi.
Dicha reedificación supuso una considerable mejora de la infraestructura del Teatro, aumentando el aforo y las dependencias dedicadas a los artistas, mejorando la visibilidad y comodidad de los asientos, y ampliándose el escenario y anexos.
Los arquitectos que estuvieron al frente de la obra fueron Fernando Navarro y Navarro, Rafael Massanet y Faus, Isidro Puig Boada y, de forma muy especial, Miguel Martín Fernández de la Torre y su hermano Néstor.
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